¿Es AMLO un poeta de insultos, un hombre confundido por el alcohol en su lenguaje, un predicador apasionado, un demagogo en jefe, un analfabeto, un individuo incesante y vulgar en sus discursos, un hablante de una jerga extravagante -¿Pejeñol, AMLOañol?- que parece vender detergente? Es prudente desconfiar de las opiniones de los numerosos comentaristas e «intelectuales» que se consideran los únicos voceros legítimos de México y que han perdido su monopolio de la palabra desde la llegada de AMLO al poder. Los ataques previos y otros incluidos en este libro deben interpretarse como actos desesperados -¿las palabras desesperadas?- de representantes de una clase social tratando de minar el lenguaje de AMLO y el proceso que él representa, como un individuo que, sin intención, habla en nombre de cien millones de mexicanos. Este libro expone el proyecto agresivo de despojo lingüístico claramente motivado por el acento, las referencias culturales, la redefinición y el vocabulario de un presidente que desafía las normas del «buen discurso». Ternuritas adopta la causa de este pluralismo lingüístico -donde no hay lenguas incorrectas, indignas de reconocimiento, arte y poder- para reflexionar sobre el futuro posible de una democracia mexicana donde a nadie se le impida hablar. Ni está bien, ni está mal.