Durante el siglo XX, el comunismo se estableció en Europa del Este y transformó las ciudades a su imagen. Destruyendo la planificación urbana imperial pasada, comenzó a modificar la vida diaria. Los amplios bulevares, los rascacielos icónicos y las extensas propiedades eran una clara expresión del ideal no capitalista. Aunque los regímenes que los construyeron han desaparecido, los edificios que dejaron atrás, desde Varsovia hasta Berlín y de Moscú a Kiev, siguen en pie como testigos de su legado.

Hatherley, un crítico urbano brillante y conocedor, nos invita a un viaje al mundo perdido de la arquitectura socialista. Nos muestra cómo se ejercía el poder en estas sociedades, siguiendo los cambios abruptos del estilo arquitectónico comunista oficial: desde el rococó supersticioso y despótico del alto estalinismo, con sus monumentos patrióticos, palacios y castillos de la policía secreta, hasta la obsesión de Alemania Oriental por los paneles prefabricados de hormigón, o los metros de Moscú y Praga, una audaz reivindicación del espacio público más allá de lo que cualquier vanguardia se atrevía.

Es una historia íntima de la Europa comunista del siglo XX contada a través de sus edificios, pero también una reflexión profunda sobre el poder y su impacto en las ciudades.