En 1925, Vladimir Mayakovsky emprendió un viaje a América y escribió un destacado libro que combina crónica y ensayo. En su intento por unirse al Partido Comunista en esa región, fue enviado a recorrer México y Estados Unidos, pero su espíritu artístico prevaleció sobre su militancia. En «Mi descubrimiento de América», Mayakovsky retrata una realidad extraña, absurda y teñida de un humor oscuro y melancólico. A través de esta gran parodia, logra revelar la verdad de forma única.

En su relato, México se muestra como un país trágico, observado con igual medida de simpatía y asombro. Su percepción anticipa la visión de Jorge Ibargüengoitia durante su breve estancia. Luego, dirige su mirada aguda hacia Estados Unidos, al que considera como el reino del dólar y la moral, destacando su discurso ético, noble e idealista.

Con el paso del tiempo, Mayakovsky perdió su entusiasmo por el amanecer soviético al alejarse el comunismo de sus ideales, lo que le llevó a tomar la trágica decisión de quitarse la vida antes de cumplir los 37 años. Su funeral se convirtió en un gran acontecimiento, destacando su papel como un símbolo de cambio en un país donde los poetas siempre han mantenido un compromiso heroico con la historia.

Con el fin de honrar su memoria, años más tarde Stalin escribió: «La indiferencia hacia su memoria es un crimen». Este comentario adquiere un nuevo significado considerando las acciones del propio Stalin.