En las últimas décadas, el sistema de partidos del Estado de México ha experimentado cambios significativos que han resultado en una mayor competencia electoral, alternancia en el poder, fragmentación y coaliciones gubernamentales, pluralismo político, cambios en la composición de la Cámara de Diputados local, empoderamiento de los ciudadanos y mayor profesionalización de la autoridad electoral. A pesar de esto, esta investigación en el ámbito de la antropología política señala que las prácticas antidemocráticas en la democracia electoral aún persisten, como el clientelismo, corporativismo, liderazgos oportunistas, desafección política, subyugación, disciplina de grupos de poder, evasión política, coerción de votantes y reproducción de una ciudadanía limitada. Estas prácticas regresivas influyen en las acciones de los distintos actores durante el proceso electoral en el sistema de partidos.