Este libro analiza el impacto de la desigualdad en nuestra vida diaria, detallando cómo afecta nuestra mente, emociones y comportamiento. Se presenta evidencia sólida de que la disparidad económica tiene consecuencias psicológicas significativas: a medida que la brecha entre ricos y pobres se ensancha, también lo hace la tendencia a juzgarnos a nosotros mismos y a los demás en términos de superioridad e inferioridad. Los autores recopilan una gran cantidad de datos y análisis que demuestran, por ejemplo, que el bajo estatus social se relaciona con altos niveles de estrés y que la desigualdad contribuye a la ansiedad y depresión, arrojando nueva luz sobre los desafíos más urgentes que enfrentan nuestras sociedades modernas.