En la Ciudad de México de mediados de los años veinte, el Zócalo era el epicentro de la vida urbana, donde convergían todas las líneas de tranvía y turismos. En ese contexto bullicioso de apertura cultural y artística, surgía un testigo silencioso que marcaría la vida social, política y cultural del país: el icónico Hotel Regis. Ubicado en una esquina de la Alameda Central, en un edificio de arquitectura modernista, el hotel se convertiría en escenario de importantes eventos como la elección de candidatos presidenciales, el desplante de artistas nacionales e internacionales, la inauguración del Palacio de Bellas Artes y el inicio del periódico Excelsior. A través de sus habitaciones, su famoso Capri y sus legendarios baños de vapor, el Hotel Regis se convirtió en un símbolo de la vida moderna en la Ciudad de México, donde los personajes más destacados se reunían para dar forma a la historia.