Tras ser nombrado Fiscal General en 2019, Alejandro Gertz Manero decidió reabrir un caso que había sido archivado dos veces por falta de pruebas legales. En consecuencia, en el año 2020 ordenó la detención y encarcelamiento de su nuera, Alejandra Cuevas, acusándola sin evidencia del asesinato de su hermano Federico Gertz. La experiencia en prisión resultó ser un infierno para Alejandra, enfrentando condiciones inhumanas agravadas por la pandemia y siendo objeto de represalias por parte de la Fiscalía. Mientras tanto, sus hijos luchaban contra un sistema corrupto que incluso los obligaba a arrodillarse ante el presidente de la Corte Suprema, Arturo Zaldívar, mostrando cómo en México la justicia a menudo se implora de rodillas.

Después de 17 meses, las mentiras salieron a la luz y Alejandra finalmente fue liberada de prisión y comenzó su proceso de recuperación. Esta historia es un testimonio más de cómo en este país la justicia se convierte en una herramienta de poder en lugar de un servicio a la comunidad, permitiendo que los poderosos utilicen el sistema legal para encarcelar a quienes consideren una amenaza para sus intereses.