La libertad no es común en la historia de la humanidad. En la mayoría de los casos, prevalece la dominación de los más poderosos sobre los más débiles, aplastando así la libertad a través de la fuerza o las costumbres y regulaciones impuestas. En ocasiones, los Estados no tienen la capacidad necesaria para proteger a los individuos, o son tan opresivos que las personas no pueden protegerse a sí mismas de su despotismo.

La libertad surge únicamente cuando se logra encontrar un equilibrio frágil entre el Estado y la sociedad. El camino hacia la libertad es estrecho y requiere una lucha constante entre ambas partes. Esto se ve reflejado en diversos momentos a lo largo de la historia, desde el mundo árabe en la época de Mahoma hasta la Suecia que inventó la socialdemocracia.

El estrecho corredor nos guía a través de un proceso fascinante: la adquisición de la independencia. Para lograrla, la sociedad debe cuestionar el poder del Estado y de las élites, pero al mismo tiempo es necesario contar con un Estado fuerte que proteja los derechos individuales. ¿Por qué algunas sociedades logran la libertad mientras que otras caen en tiranías o gobiernos incompetentes? Esta es la pregunta que nos plantea este apasionante viaje a lo largo de la historia.