Mathieu Detchessahar plantea la necesidad de buscar una alternativa al poder desmedido de la lógica económica y comercial en su obra «El mercado no tiene moral». Aborda los valores que deben ser protegidos y las amenazas que enfrentan, destacando la importancia de preservar aquello que no se puede comprar y cuya comercialización puede resultar perjudicial. El libro no propone un modelo concreto, pero sí resalta el riesgo de permitir que el mercado dicte nuestro estilo de vida.

En «El mercado no tiene moral», se documenta la paradoja del liberalismo: la exaltación del individuo para luego someterlo a los imperativos del beneficio. Se analiza cómo la sociedad de mercado vacía el espacio público democrático de contenido político y moral, relegándolo al ámbito privado y jerárquico de las empresas. El ensayo propone una reinvención de la política para enfrentar los desafíos de los mercados, demostrando que su poder no es inevitablemente destructivo.

Se plantea la posibilidad de restablecer los lazos sociales, reconstruir un sentido de comunidad y liberar tanto la tierra como a las personas de la explotación. Se busca recuperar la idea de un individuo libre, en línea con la visión de John Locke de ser «dueño de su propio ser, de sus acciones y de sus obras».