En enero de 1945, con 4.800 prisioneros en Auschwitz-Birkenau, las condiciones físicas degradadas les impedían ser enviados a Occidente y regresar a sus lugares de origen. Las tropas soviéticas invadieron el campo de exterminio con tal fuerza que las SS solo pudieron volar parte de las cámaras de gas y matar a los pocos supervivientes. Józef Bellert, con un grupo de médicos y enfermeros de Cracovia, creó un hospital de campaña para los casi 5.000 hombres liberados, a pesar de la escasez de recursos. A pesar de las enfermedades y el miedo, 4.400 prisioneros lograron recuperar la salud gracias al esfuerzo de Bellert, un héroe silencioso con una biografía de múltiples facetas.