El movimiento de placas tectónicas en América Latina, desde el Mar Caribe hasta Centroamérica, está provocando una crisis migratoria en la frontera de Estados Unidos con México. La administración de Biden ha enfrentado este desafío inicialmente con política del avestruz, pero luego asignó a Kamala Harris para abordar el conflicto en el Triángulo Norte y Chiapas, movilizando la diplomacia estadounidense en la región.

Se remonta a antecedentes geopolíticos en el Triángulo Norte, desde la Guerra Fría hasta las guerras civiles y causas de inestabilidad. La Administración Biden aún no ha logrado recuperar el poder geopolítico en el Gran Caribe, según Robert Kaplan. México se encuentra estancado entre el flujo migratorio de sur a norte y las políticas de Trump, mientras la crisis se agrava con la llegada de más migrantes.

Se busca una solución integral y a largo plazo que involucre a todos los países afectados. Biden está considerando el consejo de López Obrador para abordar las raíces de la crisis migratoria, que ha resultado ser una tragedia para toda América Latina. El enfoque migratorio hacia Estados Unidos desde el Triángulo Norte debe ser humano y regional, en lugar de unilateral y efímero, para evitar consecuencias devastadoras en la región.