En febrero del 2006, una explosión en una mina de carbón en el norte de México dejó atrapados a 65 trabajadores en un túnel subterráneo. Una semana después, el exsecretario de Trabajo canceló el rescate, dejando a los trabajadores en la incertidumbre sobre su suerte. La tragedia desencadenó un conflicto entre el Sindicato Nacional de Mineros y las corporaciones transnacionales. Napoleón Gómez Urrutia lideró la lucha del sindicato contra traidores, agresiones armadas, amenazas de muerte y una alianza policial que llegó a la residencia presidencial en Los Pinos. A pesar de las acusaciones judiciales en su contra, Gómez Urrutia organizó la resistencia desde el exilio en Canadá, revelando una conspiración antisindical que se gestó antes de la explosión en la mina.