En medio de la crisis global causada por el capitalismo financiero, Nancy Fraser plantea la hipótesis de que el neoliberalismo se ha mantenido gracias a una alianza con sectores progresistas que le otorgan carisma e ideología. Advierte sobre un progresismo que, al luchar por los derechos de minorías, descuida la desigualdad de clases y social, brindando una imagen positiva a un sistema regresivo. Propone la construcción de una nueva hegemonía que evite soluciones reaccionarias y defiende el populismo progresista, un imaginario de izquierda que inspire una sociedad más igualitaria y pacífica.