En su obra, Alain Touraine se cuestiona si nuestra sociedad tiene la capacidad de cambiar y crear nuevas ideas y políticas económicas y sociales, o si está destinada a una crisis eterna. Critica tanto la postura liberal que aboga por dejar que el mercado guíe nuestro futuro, como a la extrema izquierda que se conforma con criticar el poder y hablar en nombre de las víctimas impotentes. Desde el centro, muchos observan el vacío social y la confusión reinante, confiando solo en la protección de las instituciones republicanas.

Touraine rechaza estas posturas y propone la identificación de nuevos actores que reconozcan sus derechos culturales y logren el cambio en la acción política. Aboga por cambiar una política que acepte la identidad y proyectos de otros, más allá de las fuerzas del mercado y del comunitarismo radical. Su mensaje es claro: es hora de buscar una política del posible, que respete la diversidad y acepte a aquellos que son similares y diferentes a nosotros.