Durante las últimas tres décadas, China ha experimentado una gran transformación que apenas se refleja en los medios occidentales. Se ha convertido en un Estado que está cerca de superar a Estados Unidos como potencia económica líder, sacando a más de 800 millones de personas de la pobreza extrema, quintuplicando la producción de energías renovables en diez años y trabajando para reducir las diferencias sociales causadas por la economía de mercado. A pesar de estos logros, la prensa occidental intenta subestimarlos, temiendo que el modelo chino de pragmatismo pueda inspirar a otros países atrapados en un desarrollo interminable y desigual. Sin embargo, es importante comprender verdaderamente lo que es China en la actualidad para poder aprovechar su ascenso imparable y convertirlo en un pilar fundamental de un nuevo orden mundial más racional y pacífico.