El Club Bilderberg y la Comisión Trilateral representan a la nueva clase social de capitalistas transnacionales. Surgida del desarrollo capitalista reciente, esta clase encarna el capital en su forma más pura: la acumulación sin límites, que rechaza las barreras estatales y geográficas. Con una alta autoconciencia, poseen una ideología autónoma que les permite influir en las políticas públicas. Aunque aristocráticas y oligárquicas, estas organizaciones alcanzaron un gran poder sin recurrir a conspiraciones, sino creando un consenso entre los agentes económicos para imponer sus ideas a la sociedad. Esta minoría de países ricos influencia decisiones a nivel global, revelando la verdadera naturaleza oligárquica de las democracias occidentales.